¡Nos une la música!
“Los días parecen iguales. Parece que no hay nada más que este fragmento de historia que estamos viviendo, otro fragmento de historia que se va a quebrar”. Y se va a quebrar, pero, ¿qué se va a llevar? y más que eso, ¿qué se ha llevado?
Un año ya ha transcurrido desde que la vida se volvió una marejada de noticias difíciles de leer y escuchar; de realidades que jamás creímos mirar a los ojos, aunque sabíamos que estaba ahí, acechándonos de vez en vez.
También ha sido un año en el que la única compañía que tenemos, para bien y para mal, es la nuestra, la que se asoma al espejo cada vez que estamos frente a él. Fácil no ha sido lidiar con nuestros propios viajes internos. Necesitamos calor, calor humano.
Estos meses, la calidez humana, traducida en abrazos y la compañía de un ser querido, es quizás lo que más hemos atesorado; una compañera sincera, de esas con las que, incluso en el silencio, nos sentimos abrazados.
Reunido con algunos viejos amigos y compañeros, hace muchos años, la voz de Manuel García, emotiva y llena de melancolía, comenzó a sonar en mis sentidos y, desde ese momento, se convirtió en una de mis compañeras más fieles.
Siempre he buscado voces que me compartan experiencias, emociones, reflexiones; voces tristes, alegres, enojadas, no importa… Me gusta el canto que no teme a desbordarse en sentimientos, algo que hoy, en esta realidad tortuosa, puede salvarnos de muchas maneras.
Lo recuerdo muy bien, pues aquellos eran tiempos complicados que, en cierta forma, nos hicieron replantearnos muchas cosas, tanto en lo interior como en nuestro exterior. Y así, en medio de una noche fría, apareció “El Viejo Comunista”. Tenía yo 24 años.